El Emperador De La Luna 

 

Naufragio I

 

La encantadora mujer volvió a encontrarse con su primer y único amante.

El muy emocionado y pensando para sí, decidió pedirle el tan anhelado perdón que buscase por infinito tiempo; pero sus palabras no hicieron mella y fueron como el transatlántico Titanic, pues los tímpanos de la sufrida mujer eran ahora unos inmesos témpanos de hielo.

 

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