Me quiere
|
Paseando por la ciudad selva,
la gigantesca margarita tomó al diminuto hombre de sus extremidades y
comenzo a despegarlas, diciendo en voz alta:''me quiere'', ''no me quiere''.
Lo último que arrancó fué la cabeza
que era un ''sí me quiere'', la margarita arrojó la cabeza lejos y se fué feliz como nunca,
porque su gran amor, el crisantemo, le correspondia. |
|