Capítulo X

Tauin ( 48 )

KIR Fénix

Manú <144@arrakis.es>

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Oye, tú, pregunta Nut a Kir, ¿y esta película va a durar todavía mucho? No lo sé bien, pero el presupuesto da para 68 entregas. Ufff, madre mía, pues yo tengo que irme a hacer llover por muchos sitios. También los demás tenían cosas que hacer y se fueron, dejando a Seth solito en el Infierno. Pero nada más irse entraron otros cuatro nuevos condenados: Net, Menes, Nefru y Bes.

Net, como es lógico, venía con su arco y su carcaj de flechas, y los puso en la mesa de al lado; Menes venía con los planos de la nueva civilización, y se sentó sin soltarlos; Nefru, toda estética, venía de tiros largos, y se los dejó puestos pero se sentó; y Bes, el enanito de cuatro años, venía de dios Cupido, con una venda en los ojos y su arquito con su flechita.

Bueno, pues tú dirás, dice Bes al dios del Mal acertándole con su flechita en pleno ojo sano. Inmediatamente Seth se enamoró de Net: ¡Amor mío...! A buen sitio has venido tú a poner la era, dice Net esquiva, yo no soy tu amor ni lo seré nunca, Satanucho. Ji ji ji pensó Bes, lo natural habría sido que se enamorara de Nefru, que es la guapa, pero como el ojo del lado donde la bella Nefru está sentada lo tiene averiado, a la que ha visto es a la otra, que tiene cara de valkiria bruta y enfadada, ji ji ji.

Estábamos hablando del pensamiento, dice Seth consciente de sus deberes de regente temporal de los universos, para aplicarlo a la Atlántida. Pues como no se nos ocurra otra manera de pensar, dice Menes, vamos a estar siempre en las mismas. Desde luego, dice Bes, en el Olimpo estamos ensayando uno nuevo, -el Metapensamiento-. ¿Y eso qué es?, pregunta Seth. La consecuencia lógica del Metalenguaje, dice Net, una especie de flecha con propulsión a chorro.

Seth estaba bastante acostumbrado a las bromitas que le gastaban los dioses buenos, y en un principio pensó que lo del metapensamiento se trataría de una broma más; pero un demonio interior le hizo ponerse en guardia, con la cruel sospecha de que esta vez la cosa iba más en serio. Yo soy una persona sencilla como sabéis, dice Satanás (que es como se traduce Seth a un idioma corriente), un proletario, un hijo del pueblo sencillo y humilde, y eso de pensar es chungo. Pues imagínate lo chungo que será metapensar, dice Bes con simpatía, tu ruína. Jeee... dice Seth como riéndole la gracia, ¿y por qué no te vas a la escuela a aprender a leer? Ya hasta metaleo, contesta el enanito arquero, y no te despistes, Demonio, que hay que hablar del Metapensamiento.

Bueeeeeeno, concede Seth en funciones: Están los principios lógicos; y eso hay que respetarlo. Mira tú qué respetuoso se ha vuelto de pronto éste, dice Net a Menes, ¿los principios lógicos?, ¡vete a la porra con tus principios lógicos!: Están abolido. ¿¿¿¡¡¡Abolidos los principios de contradicción, de identidad y de tertium non datur!!!??? Como lo oyes, dice Menes, abolidos y disueltos: La Revolución está en marcha. A Seth le empazaron a salir gotas gordas de sudor por toda la frente. ¿Y la sencillez de corazón de todos los inocentes..., balbuceó, y mi querida ignorancia y mis queridas falacias, que va a ser de ellas...?, esto no es justo. Como se te ocurra decir otra vez que no es justo vas a ver el nuevo Infierno que te hacemos, dice Menes a la vez que le ponía uno de los planos ante los ojos: Aquí tienes: Los círculos de los tontos; los de los imbéciles; los de los idiotas; los de los cretinos y subnormales; los de los estúpidos; los de los necios; los de los... -y le fue indicando con el dedo índice los distintos círculos del Nuevo Infierno de la Atlántida. Y el tuyo.... ¡aquí! dijo señalando el peor sitio.

Seth tragó saliva: El peor sitio era nada más y nada menos que el mundo pre atlántido, el de siempre, el de las Tinieblas Exteriores, más allá del Muro Blanco. ¿...No me dejaréis fuera de la Gloria...? casi preguntó negando y seguro de que sí lo iban a dejar fuera. Tu papel ha terminado, dice Menes, al menos a efectos arquetípicos; ya no nos haces ninguna falta. ¡Ay mísero de mí, ay infelice; apurar cielos pretendo... y no recuerdo más! No llores y déjate de cuentos; lo tuyo es el Infierno, reconócelo; porque tú disfrutas viendo sufrir a la bente. Bueno, sí, eso es verdad, pero a mí me gusta ver sufrir a la gente importante, no a los desgraciados, ¡que están más vistos ya que los guisantes! Pues sigue viéndolos, dice Bes en plan conmiserativo, hijo mío. Ay qué cosas, dice Nefru poniéndose en pie y desplegando su mágica elegancia, voy a bailar un rato, anda, Bes, anímate y acompáñame. Salieron a la pista; Nefru va de azules tules transparentes y gira y voltea, a veces como oriental y a veces como eslava; y Bes, en plan de amorcillo, revolotea a su alrededor; la música es la adecuada, sin compases ni fruslerías, sino con masas sonoras tetradimensionales mutuamente intrusivas: Metapensamiento:

A su alrededor el Infierno se esfuma y desaparece, y en su lugar, nuevas constelaciones caleidoscópicas se entrelazan y se interobvian, polícromas y difusas, matematizadas en cuanticidad macroscópica y etérea, hechas de luz y de sonido perfumado, infinitamente suave y táctil, reforzado por omnímodas corrientes de placer y gozo, leve y sutil, transparente y lúcido, sensación y percepción de metapensamientos y metasentimientos; alegría serena de más allá de lo humano, -dentro ya del Muro Blanco; alegría sin fronteras-. Esto del Metapensamiento fue la Tierra Prometida, piensa Seth con amargura, en la que nunca creí aun siendo un arquetipo; y dos lagrimones le resbalan por las mejillas.

M a n ú
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