Capítulo VI

Tauin ( 29 )

KIR Fénix

Manú <144@arrakis.es>

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"todo cambió instantáneamente"...; todo cambió intantáneamente..., -sí, eso es bastante fácil de decir, pero...-, ¿y cómo cambiaría? Claro, podemos hacer que los cielos se abran y aparezca una pradera, pero eso está ya muy visto; quizás nos vendría bien cambiar el color de la escena y ponerlo azul, como cuando en las películas se ve a través de los ojos del asesino o del bicho o del monstruo, pero eso está también muy visto. Tiene que cambiar de otra manera, de forma más sorprendente o inesperada, más... -(como la palabra "sutil" no hay otra)-.

Bueno, ¿y qué?, pregunta Geb no viendo nada nuevo de particular. ¿Que qué?, ¿pues no te estás dando cuenta? responde Hathor. ¿De qué tengo que darme cuenta? De esta ultrarrealidad en que se nos ha convertido este castillo, aclara Goreg. Pues yo lo veo igual que siempre. ¡Ahí está el problema!, dice el gordo, (o sea, Sokari), en que lo que ha cambiado es la forma de mirar y ver las cosas.

Está clarísimo, maestro, dice Bai, ha salido el plano de la repetitividad modular, y ahora se comprende -y se ve- la coherencia longitudinal y continua entre lo hondo y lo superficial, -(lo hondo hacia adelante y hacia atrás y adentro)-, y la relación transversal que siempre nos habia despistado. ¿Tú deliras? No deliro, maestro, la acuidad de la mirada y la opacidad de los cuerpos nos han hecho muy malas pasadas, haciéndonos creer en supuestas diferencias ontológicas que no son más que superficiales, sensoriales y sobre todo ópticas. Este salón en que estamos parece diferenciarse en paredes, muebles, aire y nosotros, -¿Y no es así?-: No es así. Todo es lo mismo. ¿Todo es nosotros mismos? Lo es en la medida en que queremos que lo sea, y no lo es en la medida en que cada cual pretenda ser individual.

Amigo Geb, tú siempre tienes los ojos cerrados o semicerrados, dice Sokari, ya que eres la función inerte del astro y del universo, y eso te obliga a medirlo todo en términos de fuerzas componentes, que son diversas; pero nosotros somos funciones dinámicas; lo que nos permite medir la diversidad en Fuerza Resultante, que es única. Esto en donde estamos ahora es El Castillo, no una simple suma de componentes, -es una Unidad Resultante que nos integra en ella también a nosotros-; El Castillo es una Idea, un Númeno, una Convicción, una Realidad Inmaterial. ¿Lo vas comprendiendo ahora?

No mucho, pero... algo sí, dice Geb restregándose los ojos con los puños, del modo que lo hacen los bebés, quieres decir que si nos desapegamos de esta sensorialidad a que nos hemos acostumbrado podemos entender la realidad física en términos digamos electromagnéticos, por ejemplo, o subatómicos, o cuánticos, u oceánicos etéricos burbujeantes en último caso, ¿te refieres a eso? Más o menos, -más bien un poco más-: El Éter mismo puede fácilmente ser también desobjetivizado, inmaterializado, mentalizado, reconocido como la expansión de la consciencia en sus extremos parámetros espaciotemporales.

Un momento, dice Geb, todas las Trinidades están calcadas sobre la plantilla Espacio-Tiempo-Consciencia, ¿y vienes a decirme que es la Consciencia lo único real, y que el Espacio y el Tiempo son su CAMPO? Este chico promete, dice Hathor a los otros con un pelín de excesiva seriedad; y dirigiéndose al pedrusco le certifica: La Consciencia Introvertida no necesita ni al Espacio ni al Tiempo para existir; puede hacerlo perfectamente sola: Antes de que existiera este Universo la Consciencia estaba Introvertida, -lo que si ahora volviera a ocurrir sería una Implosión, como las de las estrellas negras que desaparecen sin dejar rastro en el espacio-, una Implosión que arrastraría consigo al Tiempo y al Espacio.

¿Y al Éter? Pues claro, naturalmente: El Eter es una Semirrealidad relativa al espaciotiempo; podemos definir al Éter como la función temporal del espacio y la función espacial del tiempo. Las dos funciones biunívocas de la Cónica. Por eso el Éter no es detectable por medios físicos, aunque es reconocible por sus efectos astronómicos y subatómicos, -ya que su dinamismo es la única Teoría General que explica a todos los fenómenos físicos, biológicos y psicológicos-.

¿No te está estallando la cabeza? pregunta Goreg a Geb, percibiendo un lejano estallido de volcanes y terremotos y una enorme pulsión electromagnética del Sol. La cabeza no sé, pero la mente sí, la mente parece que se me ha abierto por la mitad. Cualquiera menos sólido que tú se volvería loco, dice Sokari en tono consolador, -Pero tú eres fuerte, añade Hathor dándole una palmadita en la cabeza-, eres tan viejo como nosotros y has vivido ya las remotas primeras convulsiones de este Universo, -Sólamente las físicas, puntualiza el bueno de Sokari; no las psíquicas, que están ocurriendo ahora-, de acuerdo, sólamente has sufrido las convulsiones físicas; pero las psíquicas son exactamente igual.

.. . . Ponedme una copa, por favor . . .

M a n ú
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