Capítulo VIII

Tauin ( 35 )

KIR Fénix

Manú <144@arrakis.es>

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Ni inorgánico ni inanimado, dice Menes, difícil cuestión a dilucidar. Para mí eso está más claro que el agua cristalina de las montañas, dice Ikh, porque ahora mi función es la metabólica metabiológica, o séase, la vida de los totems y de las estatuas y demás cosas por el estilo, que sin ser orgánicas lo que se dice orgánicas, tampoco son amorfas ni homogéneas, sino que tienen una cierta e interna organización, ¿me explico?, algún tipo de configuración operativa. Así cualquiera, dice Seth para quitarle importancia a lo que dice Ikh. ¿Le muerdo?. dice Upuat; Espérate un poco, dice Menes, en la nueva civilización debemos de evitar cualquier clarse de violencia; pero como se siga empeñando en que lo muerdas, lo muerdes y en paz.

"...lo muerdes y en paz..." repite Ukh tomando nota tirando un chinito al agua de un charco que había por allí cerca. La metaescritura, como es sabido, sale o resulta de la sincronicidad de actos y hechos intencionadante unidos, igual que cuando se hace un nudo en el pañuelo para acordarse después de algo. Menes está encantado de disponesr así de un plus constructivo paraa su Atlántida o como se llame la nueva civilización, ya que si todo es orgánico, también todo es reorganizable en niveles estructurales cada més más elevados; y eso le abre perspectivas insondables como suele decirse. Yo trabajo, dice Upuat, en lo del Gran Encuento, como todos sabéis...; ¿Y eso en qué consiste? pregunta Seth que no lo recuerda bien; No se sabe, dice Utpuat, el Gran Encuentro ocurre por su propia cuenta, y nadie sabe en qué va a consistir hasta que no ocurre. A lo mejor, dice Menes, es que las cosas preexisten antes aun de encontrarse. Es lo más seguro, dice Ikh, por ejemplo: pongamos a una máquina por un lado y a su inventor por otro lado: cualquiera diría que la máquina es consecuencia de su inventor, o sea, que es una realidad posterior al hecho de que su inventor la invente; Eso es lo que vulgarmente se cree, dice Seth; Pues no es así, dice Ikh.

¿Entonces cómo? pregunta Seth; Éste quiere enterarse de todo para fastidiar al personal con un máximo de garantías posibles, dice Menes; Pues a buen sitio ha venido a poner la era, dice Ukh sin dejar de metaescribir a chinazos, si lo explicas un poco en rarito, verás cómo no se entera de nada; Una idea pero que muy buena, asiente Ikh, pero también es verdad que las cosas son de por sí suficientemente raritas como para tener que enrarecerlas más; decía que si la máquina y su inventor preexisten al Gran Encuentro, se acabó la relación de causa a efecto, y aparece una relación nueva hasta ahora inimaginable. ¡Andale la osa! dice Menes, pues llevas toda la razón, la Preexistencia de los Fines ¿no me suena a mí a Tiempo Inverso? ¿A qué iba a sonar ni no, a seguiriyas? dice Ukh; la coexistencias de todos las épocas conlleva la preexistencia de los fines con sus causas; debo ser subnormal por no haberme dado cuenta antes.

Subnormales somos todos los dioses, dice Menes reflexivamente y con mucha sensatez, subnormales perdidos, y ésa es la razón por la que somos dioses, -por darnos cuenta a tiempo de que somos subnormales-. ¿Yo también? dice Seth; No, replica Ukh con viveza, tu eres un ser complatamente racional. ¿Oh, sí, de verdad? No, de mentira, dice Ukh, tú aquí haces el papel de racionalista. ¡Ya me parecía a mí...! reconoce Seth mohíno, ¡con lo bueno que sería ser un poco subnormal...!, como vosotros...; Si lo eres, hombre, si lo eres, dice Menes dándole una cariñosa palmadita en su cara de cabra mala con el dorso de su mano, eres tan subnormal como nosotros, pero tu deber es ser racionalista y hacer el imbécil, -como contrapunto, ya tú lo comprendes-, y no me llores. Lo de la preexistencia del Efecto, añade Menes retomando el hilo zigzagueante de la conversación, y por tanto lo de la simultaneidad del efecto con su causa, es la razón y motivo del Gran Encuentro, elevándonos así a un nivel horizontal y superior de la consciencia; no sé si me explico.

Claro que te explicas, dice Ikh, y al mismo tiempo nos estás dando la razón de ser de la Metabiología, que está implícita en la Biología, igual que ésta lo está en la Mineralidad, y ésta a su vez lo estaba en la Fenomenología prematerial y preenergética; (qué cultiparlos nos estamos poniendo hoy); la Horizontalidad y la Verticalidad ya no son pues conceptos contrapuestos, sino relaciones de la Espiral Infinita -del Ovillo-, y qué lástima que no esté aquí Amihaf para dar una explicación más técnica que digamos; la espiralidad del ser es lo que hace que las diversas entificaciones ontológicas puedan encontrarse alguna vez que otra y complementarse: ¿Qué es un inventor sin su invento? Nada; ¿qué es un invento sin su inventor? Nada; pero cuando ambos se encuentran, tienen los dos ya su propia realidad coherente, y por tanto su existencia.

Y no olvidemos, dice Ikh, que de lo que se trata es de que la nueva civilización que estamos haciendo sea de gente inmortal; por lo que hay que procurar que se encuentren la biología con la metabiología: Eso está chupáo, opina Upuat, dando unos cuantos lametones al charco.

M a n ú
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