C a p í t u l o X I V

Tauin ( 65 )

KIR Fénix

Manú <144@arrakis.es>

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Seth estaba tan ensimismado en sus lamentaciones que no se dio cuenta de que los otros cuatro se habían ido corriendo de puntillitas con la música a otra parte, o sea, a la calle, y de ahí a cualquiera sabe, por no oírle. Y es que Seth tiene la obsesión de que la evolución es mala, y de que como se está sin trabajar no se está de a gusto en ninguna parte, porque lo bueno es la Naturaleza, tan benefactora ella, y en la Naturaleza nadie trabaja. Por eso su golpe de estado consiste en parar en seco la evolución, en estancarla en un estadio animaloide y cómodo, una miajita sensiblero y sentimental para que una continua orgía sea la situación normal y definitiva de la vida. Así que cuando levantó la cabeza de entre las manos y miró se encontró sentados en los taburetes a cuatro ministros de sus nuevo Gobierno que habían venido al bar a explicarle las cosas del orden del día y del desorden de la noche: Apis, Ministro de Agricultura Desértica de Secano; Nefru, Ministra de Modas y Mamarrachos; Ptah, Ministro de Propaganda Palabrera; y Sebek, Ministro de Educación.

Excelencia, excelencia, dice Apis, esto marcha, ya hemos incendiado ni se sabe la de montes, bosques y todo lo que pueda arder, y hemos convocado una huelga general indefinida para que ya nadie trabaje más en el campo, porque el trabajo es malo para la salud y produce adicción. Seth no entendía bien lo que Apis acababa de decirle, pero antes de que pudiera reflexionar, Nefru le estaba ya explicando los mejores logros de su Ministerio : Excelencia, mire usted qué modelito llevo puesto; se levantó y dio una vuelta airosa; la tela es de lo más basto que se fabrica, pura basura, baratita pero de marca, con lo que los beneficios no te puedes ni imaginar a lo que alcanzan: lo que se dice una ruina para todo el mundo, bajo el lema de ¡Muera el Buen Gusto!

Anda ya, dice Ptah, no se crea usted semejante cosa, Excelencia : las modas actuales son uniformes camuflados de diseño fabril, proletario cien por cien y mil por mil, para que la distinción consista en ser absolutamente iguales que los demás, lo que conlleva el acrecentamiento del instinto gregario de las masas y la horizontalidad perfecta. Que es lo que yo he mandado decirles a los alumnos a todos los profesores de la República, dice Sebek, y que se dejen de enseñar cosas útiles a los chavales, sino sólo cantidades ingentes de tonterías y de juegos de todas clases. Y así en nada de tiempo estaremos otra vez en la Edad de Piedra, como nos dijo usted en su discurso de toma de posesión del cargo. Seth se sintió a gusto e inflado como un pavo : ¿Conque la Campaña de Degradación General ha comenzado ya a dar sus primeros frutos? pregunta en general a los ministros del consejillo. Y tanto, excelencia, más frutos que la mar, dice Apis, ¿usted no ve que basta con dejar a la gente a su aire para que todo se vaya a la porra?, ¡Libertad es lo que estábamos ya necesitando! y no tanto cashondeo de estudios y trabajos. Eso, dice Nefru, Libertad y Libertinaje perfectamente programados por la televisión para que a nadie se le ocurra salirse de madre ni decir esta boca es mía.

Así me gusta, compañeros, dice Seth, un mundo libre bajo control. Y eso se consigue, dice Sebek astutamente, diciendo hoy una cosa y mañana otra, dando a cada grupillo un protagonismo insignificante con muchos nombres juntos, en Siensia y en Vilosopía, en Harte y en Hindustria, en Komersio y en Kurtura de la güena, y todo con mucho jurgo y muchos cojetes. ¿Y tú eres el Ministro de Educación? pregunta Seth. Er nuebo menistro, zí zeñó, contesta Sebek todo orgulloso; y le prometo que desde ahora las nuevas generaciones (traducción rectificada) serán tan tontas que ya no hay ningún peligro de que nos quiten el poder ni en los siglos de los siglos. Seth sonrió benevolente: ¡Qué gente más linda es el vulgo inculto..., qué delicia es gobernarlo siguiendo todas sus indicaciones y deseos; se me saltan las lágrimas sólo de imaginarme lo bestias y lo débiles que los estamos volviendo con nuestra nueva política de obedecer a rajatabla su voluntad soberana...

¿Y qué hacemos con la Siensia y con la Vilosopía? pregunta Sebek en plan de recibir las instrucciones del supremo. La Siensia s ´ acabáo, dice Seth al tiempo que da un puñetazo sobre el mostrador, ¡inventársela!, que cada cual publique las tonterías que se le ocurran y que los estudiantes las aprendan de memoria sin rechistar. Pero todo materialismo ¡eh? materialismo puro y duro; nada de más cuentos de hadas ni de pamplinas metafísicas. Quiero una población mundial entontecida y bestializada que respondan como borregos al silbato. ¿Los borregos responden al silbato? pregunta Nefru a Sebek porque no está muy impuesta en psicología conductista de las masas. Los borregos no, dice Sebek, pero sí sus perros guardianes. Ah bueno, dice Nefru, ya veo que ahora lo que nos interesa es fomentar la Imagen, el roperío, el cutrelux baratito y relumbrón, la insipiencia, lo insípido ya me entiendes. Muchísima palabrería, dice Ptah, para explicarlo todo con mucho rebuscamiento a fin de que nadie se entere de nada pero todos traguen. No, si eso lo entiendo, dice Nefru, pero, y los inteligentes, ¿qué hacemos con ellos?

Ésos son El Enemigo, dice Seth poniéndose muy serio : Es ya muy fácil acabar con la inteligencia masificada y estandardizada, echándole el pienso que más nos convenga, pero con los inteligentes no podemos hacer sino dispersarlos e impedir que se unifiquen; eso hay que impedirlo a toda costa; pero cada vez va siendo más difícil, reconoce el mismo Seth, porque las comunicaciones se han vuelto asquerosamente universales, y lo que queríamos que fuera nuestro instrumento de entontecimiento general ellos lo están utilizando para volver a asociarse, esta vez en el plano electromagnético. La Inteligencia, dice Nefru con toda su inocencia, es Cómplice de sí misma, cualquiera que sea el sitio en que aparezca; los inteligentes se perciben entre sí tan bien como se perciben los tontos unos a otros; se olfatean a cualquier distancia, y se ponen a trabajar ladinamente en cualquiera sabe que horrores para el vulgo.

Pero el vulgo es inmenso y está en todas partes, dice Apis, llenándolo todo con su estupidez; ésa es nuestra garantía. Pero no fiaros, dice Seth, que El Enemigo puede adaptarse al vulgo como un pez al agua, y seguir trabajando en su conspiración cualesquieras que sean las circunstancias. Por eso nos es de total necesidad, dice Sebek, mantener el principio horizontal igualitario de que todos somos iguales y valemos lo mismo, y atacar a los diferentes con la máxima agresividad que permitan las circunstancias. Es que no luchamos por las mismas cosas ellos y nosotros, dice Seth con sabiduría, para ellos somos insectos, una plaga de insectos, y lo único que les preocupa es la infinitud de nuestro número; por lo demás se ríen de nosotros a calzón quitado; saben perfectamente que uno a uno somos cada vez menos necesarios para su malvada civilización, y nos están sustituyendo por máquinas. ¡Que horror! dice Nefru en el colmo del paroxismo, ¿y cuándo no haya nadie que pueda comprar nada, ni por más baratas que se pongan las cosas? Ellos están abandonando el mundo económico, dice Seth, y trasladándose a un mundo de entelequias para el que la economía es sólo una barrera protectora; pueden vivir perfectamente en una Atlántida casi completamente desierta.

A menos bulto más claridad, dice Nefru, eso desde luego, pero ¿no se trata en realidad lo que pretende El Enemigo de construir una Verticalidad? ¡Por supuesto! dice Seth, lo que quiere El Enemigo es construir una verticalidad que llegue al cielo, permitiéndole así volver a su origen metafísico, que es precisamente lo que nosotros tratamos de evitar. No nos deben dejar en la estacada, o todo en el hoyo o todos en la cumbre, pero unos sí y otros no no es justo. Claro claro claro claro dijeron los cuatro ministros a la vez; y por qué no todos en la cumbre? pregunta Nefru ingenuamente. ¡Porque en la cumbre caben sólo muy pocos! grita Seth casi desesperado, además de que a la gente no le gusta gatear por las montañas, y prefieren el hoyo. Así que al Hoyo todos, que es más fácil.

Pues a mí me vienen bien los aires de las alturas, dice Apis, que es un toro de postín, así que no tengo más remedio que dimitir del cargo. ¿¡Me dejas!? dice Seth incrédulo, pues no imagina que alguien pueda renunciar fácilmente a las pompas y vanidades del mundo. Y yo también..., dice la encantadora ex ministra de modas y mamarrachos, porque me he enterado de que hay un pase de modelos en Todo Lo Alto, y eso yo no me lo pierdo; y se levanta del taburete y se va. ¡Te acompaño, espérame! dice Ptah promovido por su propia cuenta a la categoría de ex-ministro de propaganda, y sale pitando detrás de la bella dimisionaria. Yo lo siento mucho, dice Sebek, pero las cosas son las cosas, y para un Ministerio de Educación como el de tu Gobierno puedes encontrar a cualquier paleto que lo desempeñe; así que buenas tardes y hasta más ver.

Incrédulo como siempre y malhumorado como siempre Seth vuelve a quedarse en la más completa soledad, rodeado por la infinita muchedumbre de la inmensa piara de borregos balidantes o como se diga el participio activo del verbo Balar.

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M a n ú
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