Capítulo XIII

Tauin ( 58 )

KIR Fénix

Manú <144@arrakis.es>

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Pues no : -no querían jugar al julepe. Ni siquiera una partidita-. ¿Ah no?, pues entonces me voy; y Menes lió el petate y se largó del muelle; ascendió majestuosamente por la amplia escalinata marmórea y dorada, y siguió dando un paseo por la orilla alta del río aspirando los efluvios perfumados de la cálida y fresca noche primaveral artificial. Todo en Atlantis es de pega, o sea, transfigurado, transmutado, transformado, transtodo : los árboles son de plástico -pero echan peras y otros frutos también de plástico que están la mar de ricos-; los bambis, los unicornios, los pajaritos y las mariposas, y toda clase de animales bonitos de fantasía, son mecánicos, -robots ultra biológicos que ni se gastan ni se estropean-; la gente lo mismo; el mar y los ríos lo mismo se quitan que se ponen según convenga, porque como son de electricidad estática -o al menos eso dicen-, con cambiar de botón se cambia de paisaje; y los dioses igual, -plástico electrostático-.

Pues iba que te iba Menes por la calle esa tan preciosa... cuando detrás de una enramada -de yedra electrostática naturalmente, y árboles gigantescos del mismo material- se encontró sentados en la terraza de una cafetería a Isis, Amenhotep, Ikh y Háiar, charlando animadamente, quienes le hicieron sitio tirando de un sillón blanco de la mesa de junto; que por cierto estaba tan vacía como todas las demás de la terraza -ya que el público circundante se pone o se quita a gusto del consumidor- : ¿Que los consumidores quieren estar solos? Pues entonces se borra al público; ¿que los consumidores tienen ganas de distraerse? Pues entonces se les pone el público que prefieran en las mesas y en la calle, así como también dentro del bar. El público está para eso, -para agradar a los consumidores de néctar y no molestarles-. Así es como la vida en Antlantis es completamente feliz.

Un público mal fabricado, dice Isis, es fuente de todas las desgracias y de todos los sinsabores, ¿no os parece? Desde luego, oh Sublime, dice Háiar, (el dios del Destino y la Buena Suerte), los malos públicos fueron lo peor de la anterior civilización y que más quebraderos de cabeza nos dio a todas las personas en debidas condiciones. Ni me lo recuerdes, dice Amenhotep, el Gran Arquitecto del Universo, vaya birria de Creación que nos salió entonces por echar mano de los monos. Y de la biología, no se te olvide, le recuerda Isis diosa de La Nada, -y mira que te emperraste en la biología y en todo el cuento ese de La Naturaleza, ¡qué hombre!, ya te lo advertí-. Amenhotep se puso colorado como un tomate, ("Ésta siempre con su rollo de te lo dije, te lo dije y te lo dije", piensa para sus adentros); ¿Y yo qué sabía, tía? Yo me esperaba que todo iba a funcionar bien : Tanto Gran Pum y tanta bola de fuego y tanta Expansión y tantas "condiciones especiales" para este astro, y tantas chorradas evolucionísticas, para la porquería que nos salió; yo hice lo que pude, y cada cual arrimó el hombro como supo; el resultado fue culpa de todos juntos, -así que a mí ni me mires-.

Parece mentira, dice Ikh -(el Brillante Espíritu)- que con todos los vuelos y voletíos que me metí entre pecho y espalda, con tantas Inspiraciones como les metí dentro, -¡leche, que uno es el Espíritu Santo!-, tanto ruido y tan pocas nueces. Eso pasa, dice Háiar, es lo normal, -bueno, ERA lo normal-; ya no es lo normal pero para nada. Todo fue un problema de inteligencia; pero como los tontos ya se han acabado, ahora sí que es coser y cantar. A ver si el camarero nos trae otra rondilla de néctar. Antes de terminar de expresar su nectórico deseo ya estaba el camarero allí con su bandeja de platino y un quinteto de copas rebosantes del mismo metal con néctar dentro, -y del color que cada cual prefería-. Conseguir estos camareros nos ha costado la tira, reconoce Amenhotep; ¿De qué están hechos? le pregunta Isis. De una aleación de películas antiguas, procesada en forma hologramática, responde Amenhotep.

¿Veis como la anterior civilización sirvió para algo? pregunta afirmando a la vez Háiar : Sirvió de Antimodelo para la nuestra de ahora, y de selección de microéxitos, que, combinados y desarrollados hasta sus últimas increíbles consecuencias han dado lugar a Atlantis. Mirad ese camarero : (El camarero es translúcido y pulsátil, que lo mismo se ve que no se ve según se quiera). No sólo es una maravilla de blancura de chaqueta y negrura de pantalón, sino que además está hueco. Las manos y la cabeza son globos modulados sin nada dentro -ni tornillos ni circuitos ni nada de nada-, es sólo una pura imagen.

¿Pero sólida, no? pregunta Isis. Solídísima, toca toca, dice Amenhotep y se levanta y empieza a pegarle puñetazos al camarero en el pecho y en la cara, sin que el camarero se diera en ningún momento por aludido; es durísimo como el acero, -¿qué digo como el acero? ¡como el titanio!-, y basta con querer que desaparezca y desaparece -(el camarero desapareció)-, ¿ves? No veo nada, dice Isis exactamente, ¿y todo esto es sólo electricidad estática? La base sí, explica Amenhotep, electricidad estática neurónica, pero combinada con la realidad onírica estructurada, que también es electrostática. Pero vamos a ver, pregunta Isis que hoy va de paleta, ¿nosotros seguimos teniendo eso que llaman cerebro o no seguimos teniéndolo? ¿Qué vamos a tenerlo, mujer?, dice Menes escandalizado, lo que tenemos es LA ESTRUCTURA CEREBRAL, sólo LA ESTRUCTURA CEREBRAL, no la chicha mantecosa del cerebro, uf, qué asco, sólo de pensarlo me dan náuseas; tenemos todo el campo mórfico del cerebro, pero sin cerebro dentro.

Déjala, pobrecilla, no la atosigues, dice Amenhotep tranquilizador, ¿ ella qué sabe ?, lo del cerebro era una antigualla que había antes en la anterior civilización, y que servía para pensar y para otras cosas; pero desde que el Funcionalismo sustituyó al Sustantivismo, el cerebro de manteca se volvió totalmente inservible y obsoleto, le hicimos abstracción de la sustancia y lo dejamos en purísima Estructura Estática y Dinámica, ¿lo comprendes mejor así? le pregunta cariñosamente a Isis como si se tratara de una chiquilla mongoloide. Mucho mejor, desde luego, dice la diosa, la estructura cerebral ha pasado pues a ser Teórica en lugar de Física. Exactamente, dice Amenhotep orgulloso de su alumna, una estructura basada no en los átomos de la teoría corpuscular, ni en las ondas de la teoría ondulatoria, sino en la actividad hologramática del campo morfogenético, -una verdadera virguería-.

El Brillante Espíritu -o sea, Ikh- desplegó sus alas convertido en un palomo etéreo e inmenso, dio unas cuantas vueltas por el cielo, descendió al bar y a la terraza, se posó en el suelo, y se convirtió otra vez en hombre, y se sentó en su sillón. Era la hora de mi gimnasia, explicó. Pues como te iba diciendo, dice Isis al Espíritu Santo, esto de tener cuerpos electrostáticos me mola mazo, cantidad, y además no pesamos nada. En absoluto, dice Háiar, como la fuerza de gravedad ha sido anulada pesamos cero, y es la mente la que se encarga de situarnos -dentro del marco paradigmático- del modo más adecuado a cada función. Con el consiguiente ahorro de energía. Si es que lo de antes era una barbaridad, dice Menes, tanto lastre y tanto trasto como el que había que cargar y arrastrar para cualquier mínima acción, ¿y para qué?, para una insignificancia en resultados prácticos.

Oh qué horror, dice Isis, menos mal que yo entonces no existía; mira que si encima me hubiera puesto gorda, -ni pensarlo quiero-. No existías, dice Ikh, pero Inexistías. ¿Y no es lo mismo?, pregunta Isis otra vez en plan paleto. No es lo mismo "No Existir" que "Inexistir", explica Ikh : La Inexistencia es una Necesaridad Metafísica Operativa, indispensable para que en el campo morfogenético se configuren los diversos diseños de Pre-Realidad, entre las cuales se va eligiendo las más adecuadas a la Finalidad prevista. Tú eres La Nada, ¿te das cuenta?, la Materia Prima más idónea para cualquier Creación.

¡Oy qué bien! casi palmotea Isis, ¿y ahora qué soy? La Nada Estructurada, ¿te parece poco? le sonríe Amenhotep, mi Gran Obra, la plasmación teórica más perfecta que imaginarse pueda, -una idealidad operativa-. Ya, como todos los demás, dice Isis un poco herida en su amor propio. No exactamente como todos los demás : Tú eres El Cero, El Origen de todos nosotros. En cierto modo vienes a ser nuestra Madre. ¡Ah eso sí que no! protesta Isis, yo de madre nada, -pero que nada de nada, ¿os enteráis?-, pues estaría buena la cosa, -sacrificándose una todo el día, ¡anda ya!-, yo estoy bien como estoy; y como Osiris -(que es mi esposo oficial como todo el mundo sabe)- no tiene sexo, pues mira, la mar de bien.

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M a n ú
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