Capítulo X

Tauin ( 45 )

KIR Fénix

Manú <144@arrakis.es>

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"La debilidad de origen", repite Ra no acabando de comprender, ¿cuál fue o es la debilidad de origen de la vieja Cosmogonía; alguien puede decírmelo?

Seth quizás sea el más adecuado para responderte, dice Neftis; él fue quien se encargó de demostrarla con su crimen, y debía por lo tanto conocerla como nadie. Todos la conocíamos, dice Seth casi en plan confidencial. Osiris era entonces Lo Uno, la Unidad de la cual todos los demás no éramos más que sus aspectos, fatuos reflejos pero no entidades; éramos sólo ficciones de una pluralidad inexistente; por lo que en el fondo todo era falso, e incluso el mismo Osiris. En matemáticas, completa Neftis, sería decir "Cero es igual a Uno"; con lo cual toda la serie sería falsa. Mi crimen, explica Seth, fue el de disociar a la Unidad de sí misma, y apartarla así de la Nada, aunque sin dejar de envolverla positiva y negativamente; y dándoos así la vida a todos.

Ra frunció el entrecejo, meditabundo, mientras bebía el néctar de su copa. Resolviste el problema creando otro aun mayor, dijo enjugándose los labios con el dorso del dedo índice; la Unidad sigue siendo un misterio... -Pero real, arguye Seth; ya es un conjunto y no una vana abstracción-; Un conjunto y nada en sí misma, una cáscara vacía donde se introducen culquier número de cosas. Pero ya no es Cero, dice Seth. En eso llevas razón, reconoce Ra; pero te olvidas de que a todos nos dejas al albur de las circunstancias con cada posición relativa; y que por esto creaste el Kaos. Todos estuvimos de total acuerdo, recuerda Shesmu, "Kaos" es "El principio del movimiento", y todos lo quisimos, pero es también Desorden, y nadie lo queríamos. Yo no tengo más remedio que quererlo, amar al Desorden que es mi forma de Amar. Por eso tuve yo que divorciarme, dice Neftis de forma casquivana, me tenía los pelos...

Los cinco arquetipos rieron la ocurrencia, incluso Seth que nunca se peina. Desde entonces, dice Kebhouet, diosa de las aguas, la búsqueda del Orden es lo que da sentido a nuestras vidas; yo por ejemplo me aprovecho de la falaz gravitación para ordenar mis fuentes y torrentes, y me aprovecho del sistema abierto de energía de Ra para evaporarme, invisible y etérea y hacerme nubes y llover luego; mi ciclo es casi perfecto. Y yo para hacer uvas y mosto del bueno, dice Shesmu, dios del vino y de la expansión de la consciencia; Y yo para transmutarme en biomasa a través de la clorofila, dice Ra, el dios del Sol, sofocando una carcajada. Y después de todo resulta, dice Seth, que yo soy el único Malo de la película. Y a propósito de películas, dice Neftis, ¿no quedamos en que todas las películas son El Cine? En eso quedamos en el capítulo anterior, confirma Ra. Pues entonces, ¿quién es verdaderamente Seth entre nosotros?

Buena pregunta, pardiez, reconoce Shesmu; con la Nueva Cosmogonía hemos dado fin a la Individualidad, sustituyéndola por la Continuidad; ahora el Cero es el Uno, y el Dos, y el Tres, y el Cienmil, y todos somos Cero por turnos y por partes, y todos somos todos; a lo mejor, Seth eres ahora tú, preciosa, dice tomando a Kebhouet la barbilla entre dos dedos. ¿Lo dices porque hago inundaciones y diluvios? pregunta con inocencia. O Tú, Shesmu. ¿Lo dices por las borracheras? O Tú, Ra. ¿Lo dices por los desiertos? Lo digo porque es bueno decirlo y saberlo. Todos somos Seth, todos somos Neftis; todos somos la Función que realicemos. Sin embargo simulamos sutiles diferencias para poder estructurarnos en campo mórfico y en subcampo morfogenético, apostilla Seth, y mi función es consolidaros a tironazos. ¡Que duelen, so mala bestia! brama Ra acordándose de antesdeanoche. Por tu bien, dice Seth con retintín.

Aunque yo de eso entiendo poco, dice Kebhouet, en términos galácticos hay una pelotera de tensiones entre sí y no pasar a través de agujeros negros y salir o no al Antiuniverso, y no digo que eso sea malo ni que esté mal, pero así a primera vista me parece una complicaqción innecesaria; anda, dímelo en confianza, querido Seth, ¿eso es también faena tuya? No no no no, qué va a ser faena mía, protesta el interpelado y baja mucha la voz: (Es faena de la Consciencia...)

Todos simularon quedar horrorizados, y hasta Neftis ahogó un gritito. Ya se sabe que la Física fisicalista, acude rauda Neftis en ayuda de Kebhouet, no puede explicarse el noúmeno de la Consciencia (loado sea su santo nombre), y no da más que palos de ciego neurotransmisoriles, pero para los arquetipos es la cosa más natural del mundo; todos asintieron con las cabezas; y para que la Consciencia Soberana (loado sea otra vez su santo nombre) pueda venir a este Universo y pueda diversificarse individualizadamente necesita que el campo mórco se configure en forma de Cónica, -ya sabeis, dos conos unidos por sus cúspides-, para instalarse en su justo centro, y conscienciar así al Universo Físico y al Antiuniverso Psicológico, mutuamente inversos entre sí. Esto ya lo sabe haste el enanito Bes.

Oh, mamma mía, dice Ra mirándose el reloj, tengo que irme.

¡Qué hombre, siempre tan puntual!, protesta Kebhouet.

M a n ú
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