Capítulo V

Tauin ( 23 )

KIR Fénix

Manú <144@arrakis.es>

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Vale, para tí el garbanzo, concede Hathor, pero has de convenir conmigo, mi querido metaescritor, que mis intenciones fueron siempre buenas, y que con tu ayuda hicimos ambos un excelente trabajo de confusión. La sabiduría, dice la diosa Mut encendiéndose un ilusorio cigarrilla, es una dádiva de claridad, no de reiteración agotadora; no es un recorrer errático de desfiladeros -(mira ésta, se dice Hathor, qué poética se ha vuelto)- reiterativo y monótono donde le guiado no tiene ni idea de adónde le está llevando su guiador, -que ése sí que lo sabe-, sino... Perdona que te interrumpa, pide Hathor: eran los métodos didácticos de aquellos tiempos, escolásticos y obsoletos incluso por aquel entonces. ...sino, -desde luego, reconoce Mut- sino que es algo que se ve o no se ve de una sola ojeada, -la sabiduría, digo-, y esto sólo depende del principio más general que se pretenda MOSTRAR, -no "demostrar"-. Lo que entonces se esquivó -porque les estorbaba para sus vanas teorías mecanicistas- fue la Continuidad del Eter, su carácter divisible indefinido y por tanto continuo; arguyendo toda clase de falacias abderistas de su famosa y "positivista experiencia directa".

Era un rastreo pero al revés, explicó Upuat, desde estar viendo al indio hasta la primera huella que el mocasín del indio dejó en el suelo. Impaciencia, es lo que se llama eso, dice Hiké, (el que ahora va de cartero), la infantiloide pretensión de recoger cuantos más frutos mejor aunque estén verdes; escribirse uno a sí mismo la imaginaria respuesta a una carta que envió sin esperar a que le llegue la respuesta verdadera.

El Eter Continuo es antimaterial, y esto explica los movimientos y lo simplifica todo, dice Mut, en el electromagnetismo y en la gravitación, y sobre todo en la propia dinámica cerebral de la mente cognitiva. Se echó de espaldas, dio una calada al cigarrillo y prosiguió: Fue el hachazo que se le dió a la Ciencia, -por imbécil y por tramposa-, y así nació la Metaciencia después de su gestación de muchos miles de años. Desde entonces los dioses pudimos avatarizar en todas partes, sin problemas de distancias temporales ni espaciales; ateniéndonos al Hecho Continuo del Trasvase de la Simetría, -por el que el éter disuelve a la materia y transporta la solución al Otro Lado, y desde allí vuelve por ósmosis a este universo en forma de energía-. ¡Ufff, qué lata...!

Ukh no perdía ripio, parecía estar desperezándose pero era sólo metaescritura pentadimensional. En la pared curva que todos conocemos, se dice Hathor con displicencia, están apareciendo las metaformulaciones; y lógicamente se están reformando los parámetros de la Realidad. El Imposible ha sido vencido. Hiké extrajo su carta de la cinta del hombro y se la entregó. Hathor le echo un ligero vistazo y sonrió: La respuesta divina era correcta. Dejó caer la carta en el aire blandamente y sus pliegues se convirtieron en alas blancas y revolaron en el centro de un tenue y rojizo resplandor, sello del Fénix.

Mut se sentó como una buda. Ni qué decir tiene que esto lo cambia todo, dijo con levísima sonrisa de triunfo pensando en Seth, (¿no querías polvo del polvo del polvo? Pues toma Polvo), la discontinuidad llevada al límite desemboca en la continuidad, -soltó una cristalina carcajada-, Ukh, nunca lo olvides. ¿Olvidar yo semejante cosa? dice Ukh, ¡ni en sueños! En sueños menos todavía, dice Upuat el Rastreador, pues menudo chollo que es el sueño para ir a cualquier sitio sin tener que morirse. La continuidad del sueño con la vigilia es innegable, además de ser la evidencia de la doctrina etérica. El éter plasmado en sueños es la Antimateria plasmada en Realidad; y viceversa: Lo objetividad son sueños lentos -y en gran parte tan lentos que parecen congelados como las montañas y los soles-. En una lejana biblioteca Kir sonrió, fumando un cigarrillo.

Se me ocurre pensar en una cebolla, dice Hiké: si la cortamos por la mitad, es muy cierto que parecen una infinidad de esferas concéntricas, -y es bien cierto que lo son-; pero no olvidemos la procedencia única de la raíz y el paralelismo del esfumado incipiente tallo, -en ellos están las claves-. El espaciotiempo sale de aquí, -dice tocando con la punta del dedo la raiz de la imaginaria cebolla-, se diferencia en innumerables niveles... que van confluyendo a una finalidad que es paralela siempre a sí misma, -y que es de donde sale la raíz de la cebolla-. -----¿?

-----¿?

-----¿?

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Añadidle la cuarta dimensión y lo veréis. Añadidle la quinta y lo comprenderéis.

M a n ú
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