Capítulo V

Tauin ( 19 )

KIR Fénix

Manú <144@arrakis.es>

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Permíteme, Amorosa, que yo lo explique, dice Zedfank, en términos musicales; vamos a ver, ¿alguien sabe cómo suena la tonalidad de sol sostenido mayor? Nadie lo sabía. Pero no importa, lo importante es saber que no suena igual que cualquier otra tonalidad. Eso es lógico, dice Hathor, tonalidades diferentes dan sonidos diferentes, me imagino, siendo que cada tonalidad suena biem, o sea, armónicamente, pero si se pasa bruscamente de una tonalidad a otra hay un chirrido, una desarmonía. Ahí quería yo verte, dice Zedfank, bueno, a quien yo quería ver ahí es a éste, dijo señalando con la oreja izquierda a Seth; nuestro oído está acostumbrado a oír musical y normalmente a sólo siete notas, sean las que fueren en cada tonalidad, y si esa selección no es respetada, aparece la desarmonía. Hmmmmm..., esto me suena a elitismo grupal, dice Seth. Y es que lo es, replica el Mago, un cierto acostumbramiento de un número limitado de individuos a alguna determinada pauta cultural.

Típico en cualquier tipo de sociedad y en la teoría matemática de conjuntos, dice Hathor, -la presidenta-, así como tambíen en cualquier nivel corpuscular de subpartículas y en la propia teoría ondulatoria. ¡Qué peñazo! exclama Seth, ¿y esto tiene algo que ver con el asesinato de Xir? El que tiene la carta pronto la entrega, refranea Anubis el chacal con un gruñido. Tiene que ver, querido, dice Hathor, porque tu séthica función es precisamente la inarmónica. ¿Yo, que lo que quiero únicamente es que la gente sea como los granos de polvo, todos igualitos e irrelevantes? Precisamente por eso, dice Hathor, tú pretendes que involucionenos hacia la pre-ontología, hacia lo más primario, a la masa oscura y confusa del primer Kaos, convencido quizás de que hemos errado el camino y de que debemos retroceder. Es lo que pienso. Pues te equivocas: el Proyecto es el perfecto, el proceso único válido entre la Nada y el Ser. La Armonía no es el resultado de la indeferenciación, sino del progresivo enriquecimiento de las estructuras formales diferenciadas. Yo maté a Xir, arguyó Seth, para hacer al Ser posible. En eso estamos y estuvimos todos de acuerdo: La muerte de Xir fue indispensable para que la teoría se transformara en praxis, y él mismo dio su asentimiento. Pero esa muerte no significó ningún retroceso, sencillamente porque tal retroceso ni era posible ni tenía sentido, -¿cómo puede retroceder una fórmula matemática?-; fue una explosión, una dispersión, la ruptura de Lo Uno para que surgiera la Armonía Múltiple que es nuestro objetivo.

¿Dónde está entonces lo que hice mal?, pregunta Seth. No en lo que hiciste, sino en lo que Haces, responde Hathor, igual que habría podido responder el Mago; pretendes anular las diferencias estructurales de la consciencia viva, reduciéndolo todo al mínimo común denominador; y eso es entropía, amigo Seth, entropía, degradación, rebajamiento, uniformismo, muerte y Polvo, que es lo que Tú eres. Alguien tenía que serlo, repuso Seth secamente. Y Xir quiso que fueras Tú, como podría haber elegido a cualquier otro. Tu función ya no puede ser detenida, pero sí puede ser colapsada por la de Horus, y es en esto en lo que estamos todos, -menos Tú al parecer-.

Tienen todavía que serme dadas todas las oportunidades, todas las ocasiones y posibilidades de desintegrar lo que vosotros estáis integrando, opone Seth, porque sólamente resistiendo a mi función desintegradora quedaría probada la consistencia de vuestra Integración. Obvio, natural y lógico, responde Hathor con una sonrisa anuente e íntima brillante en un levísimo matiz burlón, todas tus posibilidades desintegradoras te están siendo dadas, para favorecer así la reacción armónica de las consciencias individualizadas; ése no es el problema.

¿Y entonces? El problema son tus tramposas limitaciones, replico con dureza, tu astuta persuasión sobre los débiles de la inexistencia de un más allá al otro lado de todas las fronteras. Los débiles os importan a vosotros tanto como a mí, nada, responde Seth desafiante. Pero diferentemente, querido: los débiles no nos importan en tanto que débiles, -y haces bien en destruirlos-, pero nos importan y muchísimo en tanto que procesos de Fuerza, que tú truncas; nos importa que igual que Tú nos pides oportunidades a Nosotros, también Tú se las concedas a ellos; y ahí es en donde Tú haces trampa.

M a n ú
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