Capítulo III

Tauin ( 10 )

KIR Fénix

Manú <144@arrakis.es>

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¿Bueno y qué? Pasaron los eones y las piedras se disolvieron en esas sales minerales que se imprimen en las botellas de agua con gas, y cuatro dioses salieron pitando hacia los confines oceánicos de un mundo en un lentísimo proceso de desecación, dejando solo al pobrecito Bes, que era menos soluble.

Eso, dejadme en la estacada, murmuró tristemente Bes en un reproche amargo de ironía mineral, o sea, con pH ácido; pues si pensáis que me voy a quedar solo estaís listos; y haciendo un supremo esfuerzo no sé de qué invocó a los espíritus de Apis, Selkis, Nut y Sokari, que están después en la lista, mientras pensaba "lo importante es permanecer, no ser un constructo imbécil de ésos que igual se ponen que se quitan", y se quedó así como obnubilado pensando en qué forma podrían manifestarse los espíritus convocados enmedio de un charco como éste bajo un cielo completamente negro; ¿pues cómo iba a ser, hijo?, en forma transfigurativa, dice Apis en traje de espectro; un espectro no se sabe cómo es, pero uno se lo imagina de colorines, rayas fosforescentes y luces parpadeantes; después vino Sokari, que es redondo y más espectral que la mar, formando un sol absorbente o implosionante, en donde se sumergen las curvas linealidades como rayitas más finillas y apenas visibles; y luego se mostró Nut, que, meteorológicamente hablando es más bien electricidad mitad estática y mitad termodinámica, ¿pero adónde iba ella con esa facha?, así que se convirtió en un espectro más convencional y más razonable en forma de morenaza italianoide de larga melena negra y tez blanquísima, e invitó a Sokari a hacer lo propio, pero en macho, y apareció cuando lo hizo como un vampiro gordo; y la última fue Selkis, con su escorpioncito fosforito en la solapa de su traje chaqueta de ejecutiva agresiva y proba; total, que ya eran cinco, pero Bes seguía siendo una piedra, y esto no cuadraba con la reunión; así que la diosa Nut, que era un poco hada y un poco bruja, le tocó con una varita mágica que se sacó (¿de dónde se la sacaría?) y Bes volvió a su estado normal de enano de 4 años pero en espectro termoeléctrico ultravioleta, que es lo más parecido al color carne congelada, y con unos polvos de maquillar que también le puso quedó bastante bien; Apis tenía cara de toro, y a eso también hubo que darle algún arreglo, aunque quedó un poco cabezón; es para entendernos, explicó Nut, porque como espectros a palo seco no hay quien traduzca esto; desde luego, confirmó Apis, el de la divina providencia, que si no, se habla muy raro y no hay quien se entienda; ¿y los colmillos éstos no podrías lijármelos un poco? preguntó Sokari enseñando todos los dientes; ...vale... consinttió Nut, pero lo dejó en traje de conde drácula; al fin y al cabo tú eres el que va a salvarnos.

Y ahora hay que pensar en el lugar y ambiente adecuados, que no pueden ser otros que un viejo castillo a medio quemar; las altas bóvedas góticas y las columnas eran de alquiler caro, porque no podían andarse con roñoserías de presupuesto, dada la situación, y la magnificencia brillaba oscuramente por todas partes, -con algunos retoques superpuestos de falsas quemaduras que luego habría que quitar-, y daba gusto trabajar entre tantos muebles caros de museo; esto les animó; los candelabros estaban todos encendidos porque las velas las ponía la empresa, y hasta había criados jorobados de ésos que casi nunca se ven, sirviendo copas de sangre sintética y manjares exquisitos pero sobrios, como corresponde a tan tétrico lugar; luego están las cortinas: Unos cortinajes rojo oscuro y espesotes que daban un toque como inquietante a la escena combinados con el negro de los trajes y de las sombras; todo muy bien dosificado y conseguido; bueno, tú dirás de qué se trata, dijo Nut al vampiro gordo, ¿cómo hemos de salvar al mundo? Como siempre, respondió Sokari, absorbiéndole la energía psí y dándole a cambio la ilusión de las formas; ya me lo imaginaba, repuso Selkis, escorpionaria y sutil como es debido, una chapuza de engañifas ilusorias para colapsar la función de onda y dejarnos las manos libres para hacer y deshacer; justo justito, asintió Sokari; dado que la mente es el parámetro prioritario, el espaciotiempo es reformable en el pasado como nos dé la gana, con perdón, como resulte más conveniente; y de todos modos, el futuro da igual como resulte porque es convergente, ¿no es así, Apis? Así es, confirmó el mediotoro doctoralmente, y añadió: El futuro es la resultante de todas las funciones de onda de la simetría, ya sabéis, del Si-No de cualquier evento, ¿me explico?, y por eso el devenir está cantado de antemano; no es que esto sea un determinismo -dios nos libre-, sino la opción del deseo en sus raíces más profundas; de cajón, afirmó Bes sin tener ni idea; y hétenos aquí pues que la indeterminación -bastante criticada por cierto por no sé quién- es la permanente solución a todas las situaciones indeseables, como por ejemplo ésta; el principio de incertidumbre nos deja libre siempre una mano, la derecha o la izquierda, y aunque hemos de aceptar la ilusión de la objetividad, no hay por esto que rendirse a ella, sino darle la vuelta por el lado que más convenga.

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