Habilidades de Estudio
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El Desarrollar Habilidades de Estudio Desarrolla Habilidades para la Vida
Por Sue Welch y Cindy Short, Joy Marie Dunlap y David Clingan

Habilidades de Estudio

Los beneficios potenciales que nuestros hijos adquieren al desarrollar habilidades fuertes de estudio son tan grandes e impactantes que nosotros como padres haríamos bien en darle una prioridad grande a esta área de entrenamiento.

Buenas habilidades de estudio capacitarán a nuestros hijos para descubrir, entender, y recordar los principios básicos de cualquier materia, así como también montañas de información específica a lo largo de sus vidas. Pero sobre todo estarán equipados para alcanzar un entendimiento más profundo de la Palabra de Dios. 

Cuando todo este conocimiento se combina con un amor sincero hacia Dios y hacia otros, llega a ser la base para alcanzar una sabiduría profunda y asegura el verdadero éxito de nuestros hijos en cada área de sus vidas.

Las habilidades de estudio son inseparables de las habilidades de la vida. La organización, el buen uso del tiempo, la concentración y las habilidades de lectura y escritura que caracterizan a un buen estudiante, pueden aplicarse en toda la vida.

El desarrollo de carácter está directamente relacionado con las habilidades de estudio. Un buen estudiante mostrará cualidades de carácter tales como atención, diligencia, responsabilidad, iniciativa, perseverancia, entusiasmo, y muchas más. Estas cualidades lo convertirán en más que un estudiante eficiente; será una persona de integridad y su sola presencia será agradablemente placentera para sus futuros patrones, amigos y familia.

El tiempo y el esfuerzo que utilicemos en entrenar pacientemente a nuestros hijos en las habilidades de estudio serán ricamente recompensados mientras que su carácter se desarrolla, sus habilidades de la vida se establecen, sus áreas débiles se fortalecen, el fundamento de su conocimiento se construye, su sabiduría crece y su habilidad para aprender por sí solos nos ayuda a alcanzar nuestra meta de criar hijos bien entrenados que glorifiquen a nuestro Señor.

Por Sue Welch & Cindy Short
Copyright 1996 The Teaching Home


Lista de Ideas
La siguiente lista es una lista de habilidades de estudio en las que debemos de estar trabajando diligentemente para implantarlas en nuestros hijos. No es una lista exhaustiva, pero proveerá un buen punto de partida para muchos de nosotros.

Mientras leen esta lista que contiene cerca de treinta ideas, marquen en cuáles deben de trabajar. Estúdienlas diligentemente, y confíen en la guía del Señor para mostrarles las áreas que beneficiarán más a sus hijos.

Después de que terminen, regresen al principio y repasen lo que han marcado. De su lista (de ocho o doce ideas) podrán desarrollar un plan de acción para el resto del año escolar.

Un plan efectivo los ayudará a guardarse de tentaciones inevitables que vendrán a lo largo de su año escolar–flojera, pereza e indecisión. Al pensar las cosas con tiempo y comprometerse a seguir un curso específico de acción, se estarán preparando para ir en contra de las tentaciones que vendrán después.

* Escuchar atentamente. 
* Concentrarse en una tarea.
* Auto-motivación
* Iniciar y perseverar en una tarea.
* Mantener un ambiente favorable al estudio. 
* Medir el trabajo.
* Establecer una rutina efectiva.
* Fijar metas a largo plazo.
* Fijar metas a corto plazo.
* Planear los proyectos para terminarlos en los plazos establecidos.
* Planear actividades diarias, semanales, mensuales, y anuales.
* Establecer prioridades.
* Formular preguntas de estudio.
* Localizar información en diferentes recursos de estudio. 
* Usar libros de consulta.
* Investigar un tema.
* Escribir una hoja de investigación.
* Investigación y aprendizaje grupal.
* Memorización.
* Técnicas de repaso.
* Resumir el material aprendido, ya sea en forma oral o escrita.
* Respuestas tipo ensayo.
* Habilidades al tomar un examen.
* Redacción.
* Ortografía.
* Tomar notas y bosquejar. 
* Habilidades de estudio bíblico.
* Aplicar el material aprendido.
* Enseñar a otros.

El Editor


Ortografía
Un niño no aprende la ortografía con el simple hecho de ponérsele un examen de palabras. El aprende al practicarlas y repetirlas.
Los que aprenden al escuchar pueden aprender al repetir las letras verbalmente por sílabas, como en "abajo, a-ba-jo; pararse, pa-rar-se."
Los que aprenden al ver pueden preferir leer la palabra una y otra vez, poniendo un punto o espacio entre las sílabas.

Los que aprenden al tocar pueden aprender a deletrear al formar palabras con letras magnéticas, o dados de letras, letras con franela atrás o tarjetas con letras escritas en ellas, u otras ayudas didácticas manuales.

* Cualquier niño puede beneficiarse de hojas de trabajo o libros que lo pongan a escribir las palabras una y otra vez, muchas veces en una forma divertida.
* Pueden combinar la ortografía con la escritura al practicarlas al mismo tiempo.
* Es muy útil agrupar palabras que se escriben en forma similar o que son homónimas.
* Es mejor tener un programa que enseñe los principios de fonética junto con la ortografía.

Por Joy Marie Dunlap
Copyright 1996 The Teaching Home


Comunicación y Ortografía
Un elemento clave para la adquisición de una buena ortografía es la exposición a una buena lectura. ¿Por qué? Porque el don del lenguaje se desarrolla en esta secuencia:
1. Oír
2. Repetir (hablar)
3. Leer
4. Escribir

Aun antes de poder hablar, el niño pequeño oye sonidos y atribuye significado a ellos. Posteriormente, los imita y empieza él mismo a hablar. Más adelante aprenderá que esos sonidos tienen una representación gráfica en la forma de letras, y que las letras pueden unirse para representar palabras. Al hacer la correcta asociación entre símbolos escritos (letras) y sonidos, el niño habrá aprendido a leer. Finalmente aprenderá a escribir él mismo lo que ha aprendido a leer.

Pero todo esto involucra imitación.

Ahora bien, si el niño aprende en forma consistente que la palabra que significa vedar, o no permitir, se escribe "proivir", de esa manera la escribirá. Pero si siempre ve escrita la palabra "prohibir" aprenderá esa forma de escribirla.

Posteriormente podrá aprender por qué una forma es correcta y la otra incorrecta, y que la forma correcta tiene relación con el origen latino del vocablo (prohibere).

Una ortografía correcta facilita la comunicación. Si leemos, por ejemplo, "El niño tenía una rosadura," la comunicación no será tan efectiva como lo sería si se hubiera empleado una ortografía correcta; habrá incertidumbre en el lector con respecto al significado. No sabremos si se quiso hacer alusión a una flor rígida, y las palabras no fueron separadas correctamente, o si se hacía referencia a una herida superficial en la piel, una condición dermatológica. Pero si se escribe la palabra "rozadura", entenderemos que es la acción y efecto de "rozar", siendo la raíz una palabra escrita con z.
Hay, pues, dos recomendaciones que podríamos hacer para quienes deseen mejorar su ortografía o la de sus hijos:

* Leer material escrito con buena ortografía. Esto posiblemente descartaría de entrada la mayoría de los diarios de las principales ciudades de nuestro país.
La Biblia es una buena fuente a la cual podemos acudir para encontrar no sólo los pensamientos eternos de Dios, sino también una ortografía castellana correcta. Aquí se conjuntan los aspectos de contenido y forma: el contenido es espiritual y trascendente, pero se ha plasmado en una forma lingüística que en términos generales representa un buen uso del idioma español. Leamos, estudiemos y memoricemos la Biblia.
* Para alumnos avanzados o adultos, puede ser útil el uso de un breve estudio de etimologías griegas y latinas, que nos recuerdan las raíces de nuestro idioma y proveen una guía lógica a la buena ortografía.
La capacidad ortográfica de nuestros hijos es un producto de los insumos con que se alimentan. Esforcémonos por cultivar en ellos el hábito de la lectura y proveámosles de material de lectura de calidad.

por David Clingan